lunes, 17 de marzo de 2008

EL EFECTO TECHO DE CRISTAL

Cada día más conocido, el efecto techo de cristal está muy presente en la sociedad, economía y el mundo laboral de la mujer. Este efecto que podemos definir como "mecanismo social invisible que impide a las mujeres ascender y pasar de un determinado nivel jerárquico en la empresa". Obviamente, es un techo, porque es un tope que tienen muchas mujeres en sus respectivas organizaciones, y es de cristal por la invisibilidad, ya que nadie lo reconoce explícitamente, pero continúa existiendo.

Cuando se habla de este efecto (es efecto porque es consecuencia de desigualdad social entre sexos), muchas personas, sobre todo mujeres, ponen el "grito en el cielo", diciendo que es falso y que es sólo una idea machista. El primer paso para resolver los problemas, es reconocerlos, y es evidente que el efecto techo de cristal existe en muchas organizaciones y que es muy complicado de luchar contra él al ser un efecto invisible de ideas sociales arraigadas.

El segundo paso hacia la igualdad laboral entre sexos es no tener miedo a reconocer los mecanismos sociales y laborales que existen en nuestro país, y que dificultan la igualdad. El enfoque obtuso de no vender la igualdad por la igualdad, sin detenerse en los problemas que existen, es igual de malo, o peor aún, que no intentar hacer nada para resolver la desigualdad.

Muchas mujeres, se encuentran de repente con el "techo de cristal" y desconocían su existencia, y en ese contexto, deberíamos preguntarnos todos: ¿existe un techo de cristal en las empresas en las que trabajamos?. Si la respuesta es no, puede ser que sea muy transparente y no consigamos verlo, o por el contrario, que realmente no exista y estemos en una empresa de la minoría que no posee ese techo. En cambio, si la respuesta es sí, ya hemos dado un gran paso analizando nuestra empresa y detectando un hecho difícil de ver, por lo que ahora sólo queda entender por qué está ahí, a quién le sirve, por qué, para qué, y qué métodos existen para intentar que el efecto desaparezca.

El efecto techo de cristal no es bueno, evidentemente, pero no es exclusivo de las mujeres, también puede existir para otro tipo de colectivos, que no pueden ascender debido a su raza, cultura, o edad, por tanto, aunque el techo de cristal más evidente sea el de la mujer, no debemos quedarnos sólo en él, porque cualquier techo de cristal, sea para el colectivo que sea, es negativo para la sociedad, y casi siempre, para la efeciencia de las organizaciones.

Las mujeres en los países más avanzados también tienen 'techo de cristal'

En los países más desarrollados también existe el techo de cristal que impide a un mayor número de mujeres acceder a puestos de responsabilidad en las empresas.

Un estudio de Accenture concluye que las barreras para que un mayor número de mujeres ocupe puestos de más responsabilidad en las empresas también existen en los países más desarrollados del planeta. El informe de la multinacional, bautizado como La anatomía del techo de cristal: las barreras que impiden el ascenso profesional de las mujeres, ha tenido en cuenta la opinión de 1.200 profesionales, hombres y mujeres, de Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Alemania, Austria, Suiza y Filipinas.

El género femenino sigue estando poco representado en los órganos ejecutivos de las compañías. Además, se destaca que la presencia de la mujer en las posiciones de liderazgo de las empresas se ha estancado en los últimos años. Según la encuesta, sólo el 30 por ciento de las trabajadoras consultadas y el 43 por ciento de los hombres cree que las féminas tienen las mismas oportunidades que ellos en el mundo laboral actual, lo que confirma la persistencia del denominado techo de cristal, también en los países más avanzados. Este término fue acuñado en los años 80 para describir la barrera invisible que impide a las mujeres acceder a puestos de poder en sus ámbitos profesionales.

Paradójicamente, el estudio destaca que las ejecutivas son más jóvenes, porque las féminas avanzan de forma rápida en las organizaciones empresariales. Además, ellas están menos contentas con sus salarios y se sienten menos seguras en sus puestos de trabajo, aunque esta diferencia de opinión respecto a los hombres se ha visto reducida.

El informe explica que mecanismos de desarrollo profesional como el mentoring y el coaching no están diseñados conforme a las necesidades particulares de las mujeres. No obstante, las propias trabajadoras creen que las empresas están haciendo más por conseguir la igualdad de oportunidades que la sociedad, en la mayor parte de los países estudiados.

De hecho, en algunos países, como los escandinavos y Reino Unido, más de un tercio de todos los mandos de las organizaciones están ocupados por el género femenino. Sin embargo, cuando se trata de escalar hasta los puestos de máxima responsabilidad en las compañías, esa proporción es mucho menor.

En las conclusiones del informe se recomienda desarrollar acciones de mentoring, coaching y programas a medida que tengan en cuenta las necesidades individuales de las profesionales. Y es que ellas están convencidas de que siguen siendo cuestiones culturales, difíciles de transformar, las que mantienen su techo de cristal.

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