domingo, 11 de noviembre de 2007

"Ser y Tener"


La idea surgió en la primavera del año 2000 trabajando en un proyecto sobre el mundo rural, y de agricultores al borde de la ruina...
Pero durante el periodo de las investigaciones, la idea de una película sobre una escuela de pueblo se adueñó del director poco a poco, sin saber muy bien el porqué.
Es cierto que, desde hacía tiempo, él tenía ganas de hacer algo sobre el aprendizaje de la lectura, pero esta idea quedó en bruto, como todas esas cosas que guardamos en el fondo de uno mismo esperando que salgan a flote.

El deseo de hacer una película surge de improviso, después de casualidades... A veces es apenas un sonido, un rostro, una situación lo que provoca el "clic". A veces es un poco más, pero digamos que esto no viene nunca de una elaboración abstracta, de su sabor "libresco" o de una voluntad didáctica. Aunque sus películas sean documentales, procura ante todo contar historias desde los lugares que investiga. De hecho, por su forma narrativa, y por su composición, no están tan alejadas de la ficción.
¿Cuáles fueron las razones que le hicieron escoger esta escuela?
Mucha gente no lo sabe, pero en Francia todavía hay miles de colegios de clase única. Empezó por determinar una región, el Macizo Central, porque quería ubicar la película en un sector de media montaña, donde el clima fuera duro y el invierno difícil. Por añadidura, le pareció esencial encontrar una clase con un grupo reducido (de 10 a 12 alumnos) de manera que cada niño fuera identificable, y pudiera ser "un protagonista", un "personaje de la película".
También quería que el rango de edades fuera lo más amplio posible - desde párvulos hasta 4º ó 5º de primaria o más - por la personalidad y el encanto que emanan de estas pequeñas comunidades heterogéneas, y por el trabajo tan particular que exigen sus profesores. Y ya, puestos a pedir, si la clase podía ser grande y luminosa (no era cosa de añadir iluminación) y si los niños tenían rostros bonitos, pues mejor que mejor.
Naturalmente, sabía que muchas cosas dependerian de esa elección, y la responsabilidad recaeria sobre los hombros del educador, pero sobre ese punto determinante estaba muy abierto: podía ser hombre o mujer, joven o menos joven, experimentado/a o no... Sabía que al final esto no daría la misma película, pero de ese lado no tenía ninguno a priori.

El proceso de elección de la clase duró más de cinco meses, en los que Nicolas Philibert visitó hasta cien clases únicas, hasta que se decidió por la del pueblo francés de Puy de Domme. "Además de reunir todos los criterios que me había fijado (no muchos niños, gran diversidad de edades etc...) enseguida me conquistó la personalidad de su maestro", explica Philibert.